jueves, 25 de febrero de 2016

El tiempo maldita daga.

Usamos el tiempo como método de curación, queremos sanar con desgaste algo que nos pasa ahora, nos escapamos diciendo que con el tiempo se va a poder acomodar pero ¿cómo sabemos que a medida qué pasa el tiempo eso que ahora sentimos va a seguir ahí para poder solucionarlo? 
Consolamos a alguien diciendo que quizás con el tiempo se den las cosas, que solo es esperar. Nos parece buena idea esperar a que un día alguien cambie todo lo que viene haciendo y empiece a hacer algo diferente. Así. De repente. Porque una vez alguien nos dijo que esperemos. Que esperemos que un día las cosas iban a cambiar pero es más grande nuestra esperanza que lo que verdaderamente puede llegar a pasar. Que un día eso inesperado iba a pasar aún cuando vemos que la monotonía lo invade ¿En qué pensamos cuando le decimos a alguien que tiene que esperar? 

Esperamos a aquellos que son cobardes, aquellos que se esconden detrás del miedo, detrás de aquellos que no se pueden bancar lo que les pasa ahora, porque hacerse cargo de lo que pasa es algo que no pueden hacer aquellos que piden tiempo. Creen que la duda es mejor que lastimar a alguien. Dudando lastimamos a todos. 

Quizás más adelante. No, más adelante es escaparse de las cosas, es no hacerse cargo. Es esperar a que nuestro yo del futuro elija por nosotros que estamos ahora, porque somos miedosos y nos gusta escondernos atrás de eso. 
¿Cómo saben que más adelante algo puede funcionar si no pueden hacerlo funcionar ahora que es cuando más importa que funcione? Nunca los tiempos son incorrectos, no me gusta usar la palabra nunca pero poner que casi nunca me hace sentir tibia, los tiempos nos muestran lo que tenemos que cambiar y enfrentar las situaciones ahora es la solución.

Existen personas que pueden vivir así, que de alguna manera son felices siendo cobardes, aquellos que hacen mal en pos de hacer(se) bien. No tenemos que dejar que se lleven nuestro espacio ni mucho menos nuestro tiempo. 

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