jueves, 17 de marzo de 2016

Lo que sentís después.

Pienso en vos y mi pecho se empieza a hundir, siento como me falta el aire, es como si una piedra enorme estuviera en él y hace que mi respiración se entrecorte. Es una piedra que esta formada por todas esas veces que quise llorarte y no lo hice. Es una piedra de agua y sal tan concentrada que necesita un verdadero golpe para romperse y dejar salir todo eso que lleva dentro. Pareciera que el agua la transformará en algo fácil de romper pero no, esta congelada como esos sentimientos que teníamos los dos. Así de fuerte es tu marca, tu recuerdo. Así de concentradas están esas palabras que no te pude decir. Que quiero decirte y no puedo ¿qué sentido tiene ahora? Preferí el silencio, preferí tus palabras vacías y conformarme con eso poco a lo que podías llegar a dar. 

La impotencia de saber que hoy no hay nada que te impida seguir mientras yo estoy atrapada acá, estoy acá sin vos. Y vos estás allá inventando ser feliz. Yo ni eso puedo crearme. Sos un invento. Estas formado de esos te quiero que decís de más y mentiras que nunca vas a decir. Para entenderte hay que leerte al revés y yo ya no quiero aprender. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Botín de guerra

Hace algunos meses escribí en un blog que recopilaba experiencias, mi experiencia como hija de alguien que vivió violencia de genero. En ese momento, y algunas veces ahora, siento que nadie se acuerda de los hijos en una situación así. Buscamos salvar a la mujer golpeada pero nos olvidamos que también tenemos que salvar a los hijos de esa situación. Que son victimas de esa situación sin ni siquiera buscarlo. Yo escribí esto:   

Cada vez que leí sobre violencia, los hombres que describían no se parecían a mi papá. 

Él no tomaba alcohol ni era autoritario, pero si manipulador. Para el afuera él era, muchas veces escuché: muy buena persona. Pero dentro de su casa no era así.   

Gran parte de mi infancia la fui borrando inconscientemente. El cerebro tiene ese mecanismo de defensa para tratar los recuerdos que duelen. No puedo unir situaciones. Siento todo difuso. No recuerdo qué pasaba antes ni después, pero el sonido de los gritos y el llanto de mi mamá quedaron marcados como una herida sin cicatrizar. 

"¡Ya no soporto más esta situación! ¡Si seguís así agarro mis cosas y me voy!" Esas frases son un denominador común de lo que fue mi infancia. 

No sé bien cuándo empezó. Estar transitando situaciones de violencia se me volvió algo cotidiano. No podía imaginar cómo se llevaban otras familias sin pelear. En el crecimiento vas forjando la personalidad y esas cosas me marcaron. Por mucho tiempo lo que mejor me salía era pelear. 

"¡Te voy a matar hija de puta!" Así empezaba todo. Casi como una frase clave para que nos demos cuenta que la situación se estaba saliendo de control.

Encerrada en mi habitación, lo único que hice fue rezar. Creía que lo único que me podía rescatar era eso: un Dios, un algo superior. Baje la escaleras y estaba mi papá con un cuchillo y mi mamá tratando de frenarlo. Él me vio pero nunca paró de forcejear. Los dos me gritaron para que suba a mi cuarto. Obedecí. Tenía 5 años. Me metí en la cama, me tape con todas las frazadas, agarre la almohada y la puse sobre mi cara. Apreté fuerte y me puse a llorar aún más fuerte de lo que estaba apretando. Me quedé dormida.  

Al día siguiente mis papas hicieron como si lo que había visto no hubiera existido. Nadie habló conmigo. Nadie me dio explicaciones. Nadie me explicó porqué mi papá quería que mi mamá se muera y estaba dispuesto a hacerlo. Tenia 5 años. Eso sólo tenia. 

Otra oportunidad recuerdo que discutieron en el auto y mi mamá pedía bajarse. Todavía suena bien claro en mi cabeza: "prefiero ir caminando antes que discutir". Se bajó. Mi papá puso primera y comenzó a andar a la misma velocidad de ella, que caminaba por la vereda. Él le repetía incansablemente que ella era una hija de puta. En el asiento de atrás estábamos mi hermano y yo. Él nunca nos registró. O quizás si y no le importó. Mi mamá después de dos cuadras volvió a subirse al auto. 

Se separaron cuando tenía seis años. Al recordar todos estos momentos, siento que era más grande, que en realidad pasó más tiempo. Me cuesta creer todo lo que pasó en el corto tiempo de vida que llevaba viviendo. 

Después de la separación la cosa no mejoró. Se separaron exactamente para un día de la madre. En venganza contra nosotros, mi papá nos quemo todos nuestros documentos y no nos quería devolver todas nuestras cosas. De mi casa nos fuimos con lo puesto y nada más. 

Tuvimos que dejar el colegio. No teníamos ni ropa ni útiles y mucho menos ganas. Dormí durante seis meses en un sillón en la casa de mi abuela. Mi mamá en un colchón en el piso junto a mi hermano, que tenia años.

Nunca dormí tan mal pero con tanta paz. 

Entre abogados, amenazas de muerte y restricciones para acercarse a nosotros, viví durante esos seis meses. 

Ahí empecé a sentir en carne propia los efectos de la violencia de mi padre. Para él eramos un botín de guerra. Algo que ganarle a mi mamá. Nos repetía una y otra vez que mi mamá era una hija de puta. Tanto nos lo decía, que se le terminábamos diciendo a ella, porque era lo único que escuchábamos los fines de semana que pasábamos con él. A nosotros nunca nos pegó. 

Crecí y me di cuenta del horror que viví. Los resabios de esa violencia siguieron en mí mucho tiempo más. Me costó mucho contar mi experiencia. Costo mucho pero acá estoy, escribiendo esto. 




jueves, 25 de febrero de 2016

El tiempo maldita daga.

Usamos el tiempo como método de curación, queremos sanar con desgaste algo que nos pasa ahora, nos escapamos diciendo que con el tiempo se va a poder acomodar pero ¿cómo sabemos que a medida qué pasa el tiempo eso que ahora sentimos va a seguir ahí para poder solucionarlo? 
Consolamos a alguien diciendo que quizás con el tiempo se den las cosas, que solo es esperar. Nos parece buena idea esperar a que un día alguien cambie todo lo que viene haciendo y empiece a hacer algo diferente. Así. De repente. Porque una vez alguien nos dijo que esperemos. Que esperemos que un día las cosas iban a cambiar pero es más grande nuestra esperanza que lo que verdaderamente puede llegar a pasar. Que un día eso inesperado iba a pasar aún cuando vemos que la monotonía lo invade ¿En qué pensamos cuando le decimos a alguien que tiene que esperar? 

Esperamos a aquellos que son cobardes, aquellos que se esconden detrás del miedo, detrás de aquellos que no se pueden bancar lo que les pasa ahora, porque hacerse cargo de lo que pasa es algo que no pueden hacer aquellos que piden tiempo. Creen que la duda es mejor que lastimar a alguien. Dudando lastimamos a todos. 

Quizás más adelante. No, más adelante es escaparse de las cosas, es no hacerse cargo. Es esperar a que nuestro yo del futuro elija por nosotros que estamos ahora, porque somos miedosos y nos gusta escondernos atrás de eso. 
¿Cómo saben que más adelante algo puede funcionar si no pueden hacerlo funcionar ahora que es cuando más importa que funcione? Nunca los tiempos son incorrectos, no me gusta usar la palabra nunca pero poner que casi nunca me hace sentir tibia, los tiempos nos muestran lo que tenemos que cambiar y enfrentar las situaciones ahora es la solución.

Existen personas que pueden vivir así, que de alguna manera son felices siendo cobardes, aquellos que hacen mal en pos de hacer(se) bien. No tenemos que dejar que se lleven nuestro espacio ni mucho menos nuestro tiempo. 

sábado, 13 de febrero de 2016

Huecos de soledad

Creo que lo único claro que siempre estuvo desde el principio es no saber que era lo que quería(mos). Creo que no saber es lo que se mantuvo constante y en realidad sospecho que desde el principio de todos los tiempos (mis tiempos) fue así y también creo que en realidad nadie sabe lo que quiere. 
¿Cómo se puede estar tan seguro si todo puede cambiar de un segundo a otro? Si, ya se, hay que arriesgar para saber pero no, a veces necesitamos garantías porque tirarse a la pileta o quemarse cansa, no esta bueno, nos produce heridas de esas que terminan sanando pero siempre tratamos con cuidado la zona porque dentro nuestro creemos que siguen ahí, intactas, no las vemos pero por las dudas no tocamos la zona. Necesito saber que por lo menos una vez saque el comodín que me permite salir ilesa. Una vez. Quiero que sirva el registro en mi cabeza de las veces que arriesgue para al final terminar quemada y ahogada sin quererlo, que todo eso sea mi jugada para esta vez si poder sentir que gané. 

Quizás lo arruine antes de empezar, ni siquiera mi ansiedad pudo esperar a empezar pero vos tampoco estas exento de esto. Buscas en mi alguien que no soy ni tampoco pretendo ser, yo solo busco a alguien para encontrarnos en nuestros huecos de soledad.  

martes, 26 de enero de 2016

Todo mil.

Que me despiertes con mil besos a la mañana y llamándome 18 veces, con mi nombre, con mi apodo, con un mi amor o con todas esas palabritas juntas. Que me veas hacer todo en cámara lenta, despertarme, desperezarme y volverme a dormir. Esa secuencia la repito tres veces mínimo a la mañana. Que me veas caminar con esa remera amplía que compre en una feria por 15 pesos sólo porque tiene una estampa de Batman. Nunca vi Batman. Tampoco me había dado cuenta que era de hombre. 

Que cuando piense en vos me hagas sonreír en cualquier lado vale más que mil risas porque lo que me saca esa sonrisa es un recuerdo, con nuestras presencia podemos hacer reír a muchos. Cuando los pensamos sólo a algunos pocos. 

Quiero seguir hablándote cada vez que te vas. Contarte que hoy 6 cosas me hicieron acordar a vos. Que prendí la tele y estaban dando un documental sobre algo que twiteaste el otro día. No, no te estoy stalkeando, Twitter ya sabe que 'mientras yo no estaba' lo primero que me tiene que aparecer es algo sobre vos. Me conoce. Como yo creo que te conozco a vos. Como creo que quisiste hablarme después del jajaja y no lo hiciste para no quedar pesado y yo no la reme para no quedar pesada pero las ganas están. Te conozco y se que antes de dormir voy a recibir tus Buenas noches es tu costumbre más linda. 

Vos sos quien me hace escribir en cualquier lado. Como ahora que lo hago desde el celular mientras espero un tren. Ojalá ese tren me lleve a vos.